A un mes de las fiestas, el Gobierno argentino espera un incremento en el consumo, impulsado por una desaceleración de la inflación y medidas para reducir el costo de vida.
El Gobierno argentino ha manifestado su optimismo respecto a las ventas navideñas, proyectando un leve repunte en el consumo impulsado por diversas medidas económicas implementadas en los últimos meses. La desaceleración de la inflación, que alcanzó un 1,2% en octubre, y la reducción de los precios de los productos importados son algunos de los factores que sustentan estas expectativas.
El presidente Javier Milei ha destacado la disminución de la inflación como un logro significativo y ha asegurado que la economía se encuentra en un momento «absolutamente floreciente». Para continuar esta tendencia, el Gobierno ha ampliado el cupo para compras por internet y ha anunciado una reducción en la tasa de devaluación del peso, lo que se espera contribuya a controlar los precios.
Sin embargo, la estrategia del Gobierno enfrenta desafíos. Por un lado, la Unión Industrial Argentina (UIA) ha expresado su preocupación por una mayor apertura del comercio internacional, advirtiendo sobre el impacto negativo en la competitividad de las industrias nacionales. Por otro lado, las empresas de servicios públicos han solicitado aumentos en las tarifas, lo que podría generar tensiones y afectar a los consumidores.
El ministro de Economía se ha comprometido a no autorizar aumentos significativos en las tarifas de servicios básicos, pero ha dejado abierta la posibilidad de ajustes puntuales para garantizar la estabilidad de las empresas. Esta decisión ha generado debate, ya que algunos sectores consideran que los aumentos solicitados son necesarios para asegurar la calidad del servicio. Con información de NA










