
El camino hacia un déficit cero en 2025 se presenta complicado para el presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo. Según un informe de la consultora Sarandí, a pesar de los esfuerzos realizados con la «motosierra» en 2024, el Gobierno podría cerrar el año con un déficit financiero del 0,5% del Producto Bruto Interno (PBI), lo que contradice uno de los pilares de la política económica del oficialismo: gastar menos de lo que se ingresa.
El estudio destaca que, aunque se prevé un superávit primario del 1,5% del PBI, el déficit final puede ser inminente debido a factores estructurales y el contexto electoral. Históricamente, los gobiernos aumentan el gasto público en años electorales para implementar medidas que favorezcan su desempeño en las urnas, lo que podría poner en riesgo la meta de equilibrio fiscal que Milei ha proclamado como fundamental.
El informe también señala que el déficit estimado para 2025 sería consecuencia de una brecha fiscal de 0,8 puntos del PBI que aún queda por cubrir, complicando la situación en un año donde el Gobierno debe mantener la confianza de los mercados. “Cualquier desvío puede afectar las expectativas y dañar la confianza en el devenir macro y financiero”, advierte el documento.

Desafíos estructurales
Entre las variables que limitan la capacidad del Gobierno para ajustar el gasto público, se encuentra la actualización de jubilaciones por inflación, que no permitirá reducciones significativas en esta partida. Además, áreas como las transferencias a provincias y universidades ya operan con presupuestos reducidos tras los recortes anteriores.
La situación se agrava con una menor recaudación, resultado del fin del Impuesto PAIS, que se estima restará aproximadamente 1,5 puntos del PBI a los ingresos fiscales. Aunque la restitución del Impuesto a las Ganancias y un crecimiento económico proyectado del 4,2% podrían ayudar a compensar parte de esta caída, Sarandí advierte que no sería suficiente para cerrar la brecha fiscal.
Salidas del cepo y expectativas económicas
El informe también indica que 2025 será un año clave para la reconfiguración del mercado de cambios, con la promesa de Milei y Caputo de salir definitivamente del cepo cambiario. Esto implicaría una nueva cotización de equilibrio, aunque el Gobierno no ha fijado una fecha para esta normalización.
No obstante, la posibilidad de un desvío en las cuentas públicas podría afectar negativamente las expectativas económicas, generando incertidumbre en los mercados. A medida que se aproximan las elecciones, el Gobierno enfrenta un desafío crítico: equilibrar la necesidad de gasto con la disciplina fiscal que ha sido fundamental en su programa económico.










