Cada 13 de septiembre, la Argentina conmemora el Día del Bailarín Folklórico, en honor a Santiago Ayala, más conocido como “El Chúcaro”, una figura emblemática del folklore nacional cuyas contribuciones marcaron un antes y un después en la danza tradicional.
Origen de la efeméride
La fecha fue establecida en 1998 mediante un proyecto de ley presentado por el senador Carlos De la Rosa, como homenaje al fallecimiento de Ayala, ocurrido el 13 de septiembre de 1994.

Quién fue Santiago Ayala (“El Chúcaro”)
Nacido el 16 de octubre de 1918 en el barrio de San Vicente, Córdoba, Ayala se convirtió en un referente de la danza folklórica argentina. Fue zapateador consumado, dibujante, actor y un apasionado intérprete de danzas tradicionales como la chacarera, el malambo y la zamba.
Entre sus logros más destacados se encuentra la fundación del Ballet Folclórico Argentino en los años ‘50, y, en la década del ‘80, su sueño de crear un cuerpo nacional de danza folklórica cobró forma cuando se promulgó un decreto del presidente Raúl Alfonsín en 1986: el Ballet Folklórico Nacional, una institución estatal que Ayala dirigió hasta su muerte.

Legado que perdura
El legado de “El Chúcaro” trasciende su paso por los escenarios: Ayala diseñó más de ciento sesenta obras coreográficas, muchas de las cuales hoy se consideran clásicos del folklore argentino. Su influencia sigue vigente en el trabajo de bailarines, docentes, grupos de danza y peñas de todo el país.
Cada 13 de septiembre, además de rendir homenaje a su memoria, se reconoce el papel social del bailarín folklórico como conservación de identidades regionales, transmisión cultural generacional y cohesión comunitaria. Es una fecha para valorar también a todos los bailarines y bailarinas que mantienen vivas nuestras tradiciones con su técnica, pasión y dedicación.