
Desde las primeras horas de la madrugada, Río de Janeiro vivió una de las operaciones policiales más violentas de su historia reciente. Helicópteros, vehículos blindados y drones irrumpieron en los complejos de Alemão y Penha, dos de las favelas más grandes y conflictivas de la ciudad, en el marco de una ofensiva contra el Comando Vermelho (CV), una de las organizaciones criminales más poderosas de Brasil.
El balance final fue estremecedor: 64 muertos, entre ellos cuatro agentes policiales, y más de 80 detenidos, según confirmaron fuentes oficiales.
La operación comenzó antes del amanecer, con bloqueos vehiculares en las principales autopistas que rodean los complejos y el cierre de avenidas estratégicas. Los helicópteros sobrevolaron las zonas desde la noche anterior, mientras vehículos blindados rompían barricadas de neumáticos incendiados. Los drones policiales detectaron movimientos y guiaron el avance de 2.500 agentes por los laberínticos pasillos de las favelas.
Durante el procedimiento se incautaron 42 fusiles de alto calibre y se desplegaron 30 vehículos blindados, dos helicópteros y drones de reconocimiento y ataque, además de 10 vehículos de demolición para abrir paso entre calles bloqueadas.
El objetivo: capturar a “Doca”, líder del Comando Vermelho
El principal objetivo de la ofensiva era Edgar Alves de Andrade, alias “Doca” o “Urso”, considerado por la Fiscalía como el jefe regional del Comando Vermelho en el conjunto de favelas de Penha. Nacido en Paraíba en 1970, Doca acumula más de un centenar de causas judiciales por homicidio, tráfico de drogas, tortura y asociación criminal.
Las autoridades lo vinculan con la coordinación del narcotráfico en Vila Cruzeiro y Morro do São Simão, además de ataques a delegaciones policiales en 2025. Por información que conduzca a su captura, se ofrece una recompensa de 100.000 reales (unos 17.500 dólares).
“El gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, ha sido implacable en su política contra el Comando Vermelho. Este ataque fue, según la prensa local, el más letal contra grupos criminales en la historia de la ciudad”, explicó Chris Dalby, director del observatorio World of Crime, a Infobae.
Dalby agregó que “Doca ha sido el arquitecto de la expansión violenta del Comando Vermelho hacia otras favelas y estados brasileños, donde mantiene conflictos con las milicias formadas por policías y militares en actividad o retiro”.
Una guerra urbana en las calles de Río
El Comando Vermelho nació en 1979 dentro de una cárcel de Río y se transformó en una red criminal nacional, con presencia en varias regiones del país. Controla el tráfico de drogas, armas y dinero a través de una estructura descentralizada, donde capos encarcelados dan órdenes a lugartenientes en las favelas.
La Fiscalía de Crimen Organizado explicó que los complejos de Penha y Alemão son puntos estratégicos para el flujo de drogas y armas debido a su ubicación cercana a las principales autopistas de la ciudad.
El gobernador Castro calificó la acción como “una guerra”, y advirtió que Río “está sola en este enfrentamiento”. Según denunció, las Fuerzas Armadas rechazaron tres pedidos de apoyo con blindados, mientras el narcotráfico recibe armamento de redes internacionales.

Tensión, miedo y derechos humanos en jaque
Los barrios del norte de Río vivieron escenas propias de un conflicto bélico: ráfagas de disparos, granadas lanzadas desde drones insurgentes, transporte interrumpido y más de 200.000 personas afectadas por la suspensión de servicios.
Se cancelaron clases en 45 escuelas y 12 líneas de autobuses debieron modificar sus recorridos. Comercios cerrados y calles vacías marcaron la jornada de miedo e incertidumbre en las favelas.
Organizaciones de derechos humanos cuestionaron la proporcionalidad de la operación. Según Human Rights Watch, un proyecto de ley aprobado en Río podría incentivar económicamente a los policías que disparen a sospechosos, lo que “crea un incentivo financiero para disparar en lugar de arrestar”.







