La investigación por el triple femicidio de Lara Gutiérrez (15), Brenda del Castillo (20) y Morena Verdi (20) en Florencio Varela avanza y expone un entramado de violencia narco, prostitución y disciplinamiento mafioso. Las tres jóvenes de La Matanza desaparecieron tras dirigirse a una supuesta fiesta en el Bajo Flores, pero en realidad fueron captadas en una “trampa mortal” orquestada por un clan narco.
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Según reconstruyeron los investigadores, las chicas subieron a una Chevrolet Tracker blanca en La Tablada y nunca llegaron a destino. Sus celulares se apagaron poco después. Las cámaras de seguridad permitieron rastrear la camioneta hasta una vivienda en Villa Vatteone, donde días más tarde hallaron sus cuerpos descuartizados, enterrados en el patio.
En el lugar fueron detenidos Magalí Celeste González Guerrero (28) y Andrés Maximiliano Parra (18), sorprendidos mientras limpiaban con lavandina. Luego cayó otra pareja: Iara Daniela Ibarra (19) y Miguel Ángel Villanueva Silva (27, de nacionalidad peruana), este último señalado como presunto narco ligado a la Villa 1-11-14.
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Los fiscales imputaron a Villanueva Silva y Parra por homicidio calificado con ensañamiento, alevosía y violencia de género, mientras que González Guerrero e Ibarra quedaron acusados por encubrimiento. La hipótesis más fuerte apunta a una venganza narco por el robo de droga.
El dato más escalofriante de la causa es que las torturas y asesinatos habrían sido transmitidos en vivo por redes sociales. Según reveló el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, uno de los criminales llegó a decir: “Esto pasa si me robas droga”.
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Los informes forenses confirmaron la brutalidad: Lara fue mutilada y quemada con cigarrillos antes de morir, Brenda sufrió una fractura de cráneo y cortes profundos, y Morena presentó lesiones cervicales y múltiples golpes.
La investigación apunta ahora a un joven narco apodado “Pequeño J” o “Julito”, de unos 23 años, quien sería el autor intelectual de la emboscada. Aunque no está identificado oficialmente, se cree que su base estaría en la Villa Zavaleta y que tendría conexiones en el Bajo Flores y Barracas.
Mientras tanto, familiares y vecinos de las víctimas exigen justicia y mayor seguridad ante un crimen que expone la crudeza del accionar narco en el Conurbano bonaerense.
