El Gobierno argentino confirmó este martes su decisión de abandonar la Organización Mundial de la Salud (OMS), en lo que calificó como un cambio de rumbo en la política sanitaria y exterior. El anuncio fue realizado por el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien explicó que el presidente Javier Milei instruyó al canciller Gerardo Werthein para iniciar el proceso de retiro del organismo.

Críticas a la OMS y el rol de la pandemia

Desde el oficialismo argumentaron que la decisión responde a «profundas diferencias» con la gestión del organismo internacional, especialmente durante la pandemia de COVID-19. En este sentido, el Gobierno acusó a la OMS de haber impulsado «cuarentenas eternas sin sustento científico», lo que, según expresaron, derivó en una «de las mayores catástrofes económicas de la historia».

“La OMS falló en su mayor prueba de fuego. Sus recomendaciones fueron políticas y no científicas, lo que afectó la economía y la libertad de los ciudadanos. Argentina no permitirá que un organismo internacional intervenga en su soberanía, mucho menos en su salud», expresó Adorni.

Asimismo, el vocero remarcó que el país «no recibe financiamiento de la OMS», por lo que la salida «no representará una pérdida de recursos ni afectará la calidad del sistema de salud».

Un alineamiento con Estados Unidos y más posibles retiros

El anuncio de Argentina sigue el mismo camino que Donald Trump, quien en su mandato había ordenado la salida de Estados Unidos de la OMS por razones similares. La gestión de Milei considera que el triunfo del republicano en las elecciones norteamericanas otorga el respaldo político necesario para concretar la medida.

Además, el Gobierno no descarta salir de otros organismos multilaterales, entre ellos la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Mercosur, a los que acusa de limitar la posibilidad de acuerdos bilaterales con otras potencias. También se evalúa el retiro del Acuerdo de París sobre cambio climático.

Un giro en la política internacional argentina

El abandono de la OMS marca un cambio en la política exterior argentina, alineándose con sectores que critican a los organismos supranacionales. La medida ha generado repercusiones en el ámbito político y sanitario, y abre interrogantes sobre el futuro de la relación del país con la comunidad internacional.

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