Los restos del expresidente José “Pepe” Mujica son velados desde este miércoles en el Parlamento uruguayo, tras su fallecimiento el martes a los 89 años, a causa de un cáncer de esófago que le fuera diagnosticado en 2024. El país se encuentra bajo duelo nacional hasta el viernes, en homenaje a una de las figuras más emblemáticas de la política latinoamericana contemporánea.
El cortejo fúnebre partió a las 10 de la mañana desde la Torre Ejecutiva en Montevideo. Encabezado por el presidente Yamandú Orsi, su gabinete y la esposa de Mujica, Lucía Topolansky, la procesión recorrió las calles de la capital hasta llegar al Palacio Legislativo, donde se instaló la capilla ardiente. El féretro fue escoltado en un carruaje tirado por seis caballos y cubierto con las banderas de Uruguay y de Artigas, colocadas por Orsi y el secretario de Presidencia, Alejandro “Pacha” Sánchez.
A lo largo de la emblemática avenida 18 de Julio, miles de ciudadanos se agolparon para despedir a Mujica. “¡Gracias, Pepe!”, se oía a coro entre aplausos, lágrimas y cantos como “Pepe, querido, el pueblo está contigo”.

El velorio seguirá hasta la tarde del jueves y contempla ceremonias protocolares, una guardia de honor del Batallón Florida, momentos íntimos con sus allegados y la posterior apertura al público general. Se prevé la presencia del presidente brasileño Lula da Silva y de otros dirigentes políticos de la región.

Mujica, presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, dejó una huella profunda por su estilo de vida austero, su mensaje de justicia social y su cercanía con los sectores más humildes. “Abogó por los más humildes y militó contra el individualismo extremo”, destacó el decreto presidencial que oficializó el duelo nacional.

Según sus deseos, el cuerpo de Mujica será cremado y enterrado en su chacra, donde vivió gran parte de su vida, junto a los restos de su perra Manuela, símbolo de su vínculo con la vida sencilla y rural que eligió incluso en su época de presidente.









